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la arquitectura del País Vasco

la arquitectura del País Vasco

Siempre que me detengo a mirar alguna nueva revista de arquitectura, urbanismo o paisajismo encuentro ejemplos dignos de publicación ya sea por su riqueza de diseño, acabado, ejecución, materiales, y todo aquello que le distinga de habitual.

Este fin de semana me ha tocado verlo nuevamente pero en directo, ya que hemos cogido maletas y hemos emprendido viaje al país Vasco, algo sin mucha planificación aunque teníamos claro 3 destinos seguros, Vitoria, San Sebastián y Bilbao y en ese mismo orden fue como visítanos estas tres ciudades que nos han dado un golpe de creatividad, energía, y reflexión sobre que siempre hay una manera distinta de diseñar.

Entre las tres ciudades también tuvimos algo de escape citadino y nos adentramos en algunos pueblos pintorescos más de costa y playa donde descansar y  desconectar, aunque también cabe mencionar que pueblos tan pequeños como Isla, en Cantabria, tiene mucho más cuidado en su ejecución urbanística que mucha otras grandes ciudades europeas que hemos visitado.

Nuestro viaje empezó en Vitoria, la gran desconocida como la llaman sus propios habitantes. Una ciudad con una calidad urbana que le han hecho merecedora de varios premios a nivel europeo y no es de extrañar que haya conseguido esos reconocimientos ya que la exquisitez que posee es fruto de un trabajo basado en que las cosas es mejor hacerlas bien una sola vez que mal muchas veces.

Ya sea hablar de su arquitectura, el detalle de los mismos, de su respeto por el patrimonio, por el paisajismo o urbanismo, todo tiene el más mínimo cuidado, tanto así que por mencionar uno de sus más grandes ejemplos, entre muchos, es la rehabilitación de la catedral de Santa María, un digno ejemplo que ha llevado al escrito Ken Follett a nombrar a esta intervención como ejemplo a seguir por las demás rehabilitaciones de catedrales que se ejecutan en el mundo y el primer día que la visitó, deslumbrado, decidió que se inspiraría en la ‘Catedral Vieja’ para dar continuidad a ‘Los pilares de la Tierra’

Tanto es así que el ambicioso programa cultural desarrollado por la fundación gestora del proyecto de rehabilitación ha conseguido atraer hasta la nave central del templo a filósofos, arquitectos, músicos y, sobre todo, a muchos escritores. Paulo Coelho, el brasileño de aura espiritual que vende libros al por mayor, incluyó un pasaje de la catedral vitoriana en su última obra publicada, ‘El Zahir’. Cuenta cómo en ella tomó conciencia de la necesidad de narrar su enésimo viaje interior. La ‘Catedral Vieja’ también consiguió que Toti Martínez de Lezea se inspirara para dar forma ‘A la sombra del templo’, o que Julio Llamazares y Arturo Pérez Reverte hayan escrito artículos elogiosos en los que Vitoria sale muy bien parada. El Nobel José Saramago y escritores universalmente reconocidos como Bryce Echenique, Vargas Llosa, Dominique Lapierre, Antonio Gala, Zoé Valdés… también han desfilado por esta pasarela de la historia, la arqueología y la arquitectura. Y todos quedaron «impresionados».

Pero este ejemplo es uno de muchos ejemplos arquitectónicos, urbanísticos, paisajísticos al que hacemos mención en esta nota, debido a su relevancia internacional.

También digna de mención, son sus cintas transportadores urbanas en pendiente que resuelven problemas de desniveles que mucha gente mayor dejo de subir a la “Almendra” debido a estar en una colina y como una solución moderna adecuada a las necesidades de la gente está brillante idea hoy en día es un referente urbano.

San Sebastián, la defino como una exquisitez de ciudad, con una escala urbana muy controlable, una situación geográfica privilegiada, con unos contrastes entre la arquitectura de sus edificaciones con claras influencias Francesa, por su proximidad con el país de la elegancia,  la naturaleza de su vegetación que la rodea y el mar, que hace acto de presencia con una de las playas posiblemente más bonitas de España, y con su indiscutible glamour que la han colocado, a mi parecer, entre las ciudades más elegantes de Europa, y de relevancia internacional.

También digna de mención, son sus cintas transportadoras urbanas en pendiente que resuelven problemas de desniveles, que mucha gente mayor dejó de subir a la “Almendra” debido a estar en una colina y como una solución moderna, adecuada a las necesidades de la gente, es hoy en día es un referente urbano.

Y una de las ciudades de la que más oí hablar, hace muchos años cuando era estudiante de arquitectura, fue Bilbao, la ciudad que sin conocerla la imaginaba gris y nubosa, tremendamente industrial y con apenas algunas imágenes que recuerdo en la televisión hace muchos años. La ciudad de la que por primera vez oí hablar a un arquitecto urbanista brasileño en algún seminario sobre «Acupuntura Urbana», una expresión que hace una precisa y exacta  justicia a la misma, atribuyendo así sin lugar a duda a cómo puede, incluso la arquitectura, con una sola intervención en un lugar concreto y preciso transformar por completo a una ciudad y crearle sin querer un apellido. Bilbao Guggenheim.

Todas estas ciudades tiene mucho en común, su influencia con el país vecino, su precisión en los detalles, su forma de innovar y hacer las cosas de una manera no convencional, el adaptarse a su clima y por supuesto la calidad en todo.

Laredo, Isla, y algunos otros rincones de Cantabria fueron los que nos dieron el descanso, el buen clima, las playas paradisiacas y totalmente transparentes en este viaje al Norte de España.

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